

El Festival Nortíteres en sus XXVI ediciones ha logrado transitar por muchos caminos, lo digo literal y metafóricamente. Si bien en sus inicios este proyecto nace como un programa local, sin mayor pretensión que la de homenajear a un ángel de la alegría, que había tenido el atino de traer a esta tierra, el fascinante embrujo del arte de los títeres, él era Don Pedro Carreón, inolvidable artista, creador y singular personaje de nuestro estado, que posteriormente llevaría este noble arte por los rincones más apartados de nuestra provincia, para contagiar a toda la población con su júbilo y entusiasmo que lo caracterizaba, desde entonces a la fecha, esta acción no ha parado la tradición continua y el festival Nortíteres es una prueba palpitante de ello.
En estos veintiséis años en su y ir venir, el festival ha logrado convertirse en uno de los proyectos culturales más importantes de la región noroeste de nuestro país, ampliando su cobertura y presencia en más de cinco estados, realizando en algunas sus ediciones más de 200 presentaciones y convocar la participación de más de 20 compañías de títeres procedentes de diferente partes de nuestro planeta.
Su impacto y trayectoria la han reconocido importantes instituciones nacionales e internacionales como lo es la fundación IBERESCENA, FONCA e instituciones de cultura municipales y estatales; pero más importante ha sido el reconocimiento de nuestro público y la institución que lo vio nacer y lo ha cobijado siempre, nuestra Alma Mater, la Universidad Autónoma de Sinaloa, institución que en las buenas y las malas siempre ha estado presente para poner su hombro y darnos el impulso necesario para seguir adelante, tal y como lo ha sido en estos dos últimos años sumamente difíciles que a todos nos ha tocado padecer.
Este proyecto nació desde el principio con buena estrella, simple y sencillamente porque en sus propósitos, objetivos y filosofía de trabajo sólo contemplaba buenas acciones. Llevar alegría, cultura, esparcimiento y educación a los niños y las familias de nuestro estado, tareas a veces difíciles de entender por políticos y funcionarios de gobierno que solo contemplan estas acciones en discursos de campañas, vacíos, carentes de sinceridad y lejos de todo compromiso. Lo digo con pleno conocimiento de ello y sin que suene a reclamo, porque el festival en sus 26 años no cuenta con un presupuesto definido para realizarlo por ninguna institución de cultura, municipal, estatal o nacional, cada año tenemos que crearlo como si fuera la primera vez que lo hiciéramos, tal vez ahí radique su verdadera esencia, en realizarlo con el entusiasmo y la pasión como si fuera la primera vez.
Pero más allá de este pequeño guiño sentimental creo que es ya tiempo que el festival sea atendido como se merece, porque ha demostrado ser un proyecto sano, necesario, con objetivos claros y precisos, con un importante impacto en la sociedad, igualmente ha demostrado ser un proyecto fuerte que ha sabido sobrevivir a todo tipo de inminencias, políticas, naturales, sociales y sobre todo a pandemias, a pesar de todo esto seguimos presentes, gracias a Dios, los amigos que han creído en nuestros sueños y a las instituciones que a pesar de sus dificultades siempre nos han dado la mano.
Fernando Mejía Castro.

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